Blade Runner, dirigida por Ridley Scott y lanzada en 1982, es una joya del cine de ciencia ficción. Ambientada en un futuro distópico, la película cuenta la historia de Rick Deckard (Harrison Ford), un cazador de replicantes, androides casi indistinguibles de los humanos.
Entre sus memorables escenas, hay cinco que destacan. En primer lugar, la introducción, con su panorama de una Los Ángeles futurista, establece el tono oscuro y sombrío de la película. A continuación, la escena del Voight-Kampff, donde Deckard realiza una prueba a Rachel (Sean Young) para determinar si es una replicante, es tensa y emocional.
La tercera escena memorable es la confrontación entre Deckard y Zhora (Joanna Cassidy), una replicante que Deckard debe «retirar». La cuarta es la dramática y emocional «muerte» de Roy Batty (Rutger Hauer), cuyo monólogo final es una de las líneas más citadas de la película. Finalmente, la escena final, donde Deckard encuentra un origami de unicornio, dejando en el aire la pregunta de si él mismo es un replicante, es un final brillante y ambiguo.
Blade Runner, con su exploración de lo que significa ser humano y su estética cyberpunk influencia aún hoy a cineastas y espectadores.